






Esta semana, la Fundación Albatross ha tenido el gran placer de acoger a un dinámico y comprometido grupo de scouts en el marco deAlbacamp, unas vacaciones de inmersión diseñadas para reconectar a los jóvenes con la naturaleza, consigo mismos y con los demás.
Bajo el generoso sol de julio, nuestro lugar de vida y experimentación sostenible se transformó en un auténtico patio de aventuras educativas. En el programa: jardinería, cocina al aire libre, talleres en grupo y vida en comunidad. Todas ellas actividades sencillas pero esenciales que aumentan la conciencia ecológica a la vez que cultivan el espíritu de equipo.
Jardinería para la comprensión: una lección de naturaleza viva
Uno de los momentos más destacados de la semana fue descubrir el huerto educativo. Este espacio vivo se encuentra en el corazón del proyecto Albatross, y proporciona una ilustración práctica de los principios de la permacultura, laagroecología, la estacionalidad y la autosuficiencia alimentaria. Para muchos, era la primera vez que veían crecer lechugas fuera de un supermercado, que tocaban tierra viva o que comprendían por qué algunas plantas crecen mejor juntas que otras.
Acompañados por nuestro equipo, los jóvenes observaron, hicieron preguntas y, sobre todo, se ensuciaron las manos. Juntos, cosecharon lechugas, acelgas, cebollas y patatas con cuidado, orgullo y cierta alegre curiosidad. Aprendieron que cada planta cuenta una historia -sobre la paciencia, el tiempo y los cuidados diarios- y que comer lo que uno mismo ha cultivado lo cambia todo.
Del huerto al plato: cocinar juntos para alimentar las relaciones
Tras la cosecha llegó el momento de la elaboración. Armados con sus verduras recién recogidas, los exploradores fueron invitados a preparar la cena alrededor de una hoguera, en un ambiente cálido lleno de risas, olores sabrosos e improvisación colectiva.
Más que una cena, la velada fue una auténtica celebración de la convivencia. Unos lavaban las verduras, otros las pelaban, otros cuidaban del fuego. Independientemente de la edad o la experiencia, cada uno tenía un papel, un lugar. Este momento de compartir culinario fue una oportunidad para saborear los frutos de sus esfuerzos, celebrando al mismo tiempo las virtudes de la sencillez, la autonomía y la alegría colectiva.
Aprender de otra manera: transmitir los valores que nos unen
Además de las actividades prácticas, la semana fue también un tiempo para la reflexión, el diálogo y el autoexamen. Los intercambios en torno al fuego o durante los momentos de calma nos permitieron abordar temas profundos con naturalidad: el lugar del hombre en la naturaleza, la importancia de ayudar a los demás, los gestos ecológicos cotidianos y la forma en que cada uno de nosotros puede influir positivamente en quienes nos rodean.
Estos momentos de introspección y transmisión pusieron de relieve los valores fundamentales de la Fundación Albatros:
🔹 Educación a través de la experiencia
🔹 Respeto por los seres vivos
🔹 Acción colectiva
🔹 Cuidar y escuchar
Los jóvenes se marcharon no sólo con recuerdos vívidos, sino también con herramientas concretas para cambiar su forma de ver el mundo y de verse a sí mismos.
Gracias por esta maravillosa aventura humana
Queremos agradecer enormemente a este inspirador grupo de scouts su entusiasmo, curiosidad y compromiso durante toda la semana. Su visita dejó una huella positiva y alegre no sólo en nuestro jardín, sino también en los corazones del equipo de Albatross.
Esta edición de Albacamp nos recuerda hasta qué punto los jóvenes, cuando se les sitúa en un entorno respetuoso, estimulante y animado, pueden sacar lo mejor de sí mismos.
Gracias a todos los que han contribuido a que esta semana haya sido tan especial: los supervisores, los voluntarios, los jardineros, los cocineros improvisados y, por supuesto… la naturaleza, que tanto nos enseña cuando nos tomamos el tiempo de escucharla.